martes, 10 de noviembre de 2009

Historias cotidianas (9 de Noviembre del 2009)

No es fácil escribir un pacto de sangre. Sobre todo si lo debes escribir con la mano derecha amputada, más que por la dificultad de tenerlo que escribir con la izquierda siendo diestro, por el dolor que se va apoderando lentamente del brazo derecho desde la muñeca hasta el hombro. La tinta, en este caso la sangre, no falta y el compromiso tampoco, cuando ves que alguien se toma tan en serio el trabajo de atemorizarte, no debes pensar que puede ingeniar algo más si te resistes a escribir. Con una pluma ir mojando en el cuenco que va recibiendo el liquido que emana de lo que hacía unos minutos era tu mano, redactando con letra temblorosa un texto suficientemente satisfactorio. Puede ser realmente monstruoso describirlo, pero más monstruoso es vivir tan de cerca la muerte…

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