miércoles, 4 de noviembre de 2009

Historias cotidianas (27 de octubre del 2009)

En la habitación había una invasión real de juguetes, osos de peluche, ciudades lego, coches de todas las medidas y colores, que serian el disfrute de cualquier niño. Todo lo que cualquier niño pudiese soñar estaba retenido en aquellas cuatro paredes, pero nadie hacia uso de todo aquello, desde hacia tiempo parecía todo abandonado. Lo único en aquella habitación que el tocaba era la foto de sus padres, de todo era lo más deseado por el niño y de todo era su deseo mas inalcanzable. Vivía separado de ellos por una puerta, pero esta mas que dividir los espacios vitales de una casa, parecían separar universos lejanos. Apenas veía a sus padres que se escudaban en poder proporcionarle todo lo que desease gracias a sus ocupaciones. Ya no creía en Santa Claus ni en los Reyes Magos, el año pasado les había pedido una sonrisa de su padre y a cambio le habían traído una consola de videojuegos que descansaba todavía dentro de su caja por algún rincón de su cuarto. Se sentía abandonado como los muñecos que había en la habitación…

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