sábado, 28 de noviembre de 2009

Historias cotidianas (15 de noviembre del 2009)

Mientras añadía harina a la mezcla no paraba de remover, el secreto de un buen bizcocho era que la masa quedase muy suave, de esa manera luego esponjaría adecuadamente. Conocía todos los secretos para que aquel bizcocho fuera de un gusto agradable, pero no podía ocultar que todo el dulce que contenía, no podría endulzar su matrimonio ya fallido hacia tiempo. Por mucha harina que intentara mezclar no conseguía unir su relación, estaba demasiado alejada en sus sentimientos. Se habían transformado en dos alejadas islas que no se encontraban dentro de su lecho. Utilizando a sus hijos de escusa se negaba a disolver su matrimonio y mientras los alimentaba con los bizcochos que últimamente sabían un poco a sal por las lágrimas derramadas…

No hay comentarios: