martes, 28 de febrero de 2012

28 de febrero

Desde el atardecer parecía que la luz se había disuelto en el aire espeso de la habitación, en la papelera descansaban mas de cincuenta borradores de una misma carta de amor. Una carta de amor que no tenia destinatario, solamente era un deposito de los sueños que recorrían sus sueños. En la penumbra apenas podía ver nada más que el papel sobre que esbozaba borradores. Sueños de papel y tinta que no significaban nada, sueños que solamente eran para él aire transfomado en palabras.

miércoles, 22 de febrero de 2012

Michael Nyman

Nadie llega a ser completamente original en esta vida, como he oido decir muchas veces en los últimos tiempos, todo se copia. Pero a veces en este gran universo de plagios encontramos la originalidad, aunque efímera.

De Michael Nyman puedo decir que había escuchado su música en las bandas sonoras de Peter Grennaway, sobre todo en "El contrato del dibujante", y en aquellas increibles y en ocasiones inenteligibles películas del cineasta inglés, su música brillaba. Pocas músicas me resultan tan evocadoras, tan profundas, tan cerca de los sentimientos humanos.

Obviamente caí como toda la humanidad a sus pies con "El Piano", ya no solamente sus melodías nos trasladaban por espacios de territorios indómitos, sino que se transformaban en la desgarrada voz de un personaje sin voz propia. Michael Nyman asumio el riesgo de escribir diálogos completos solamente con un teclado,de ese reto salió triunfante y autor de alguno de los momentos musicales más recordados de la historia del cine moderno.

Posteriormente se disolvio entre el mar humano, ausentándose de ese exito que le envolvía, para resurgir con la que para mi es su mejor obra, la BSO de "Wonderland". Un auténtico tesoro, un compendio de sentimientos transformados en música, una oda a la vida y la soledad que la acompaña en tiempos modernos; pocas obras se complementan tan perfectamente como esa banda sonora y esa película. Aún hoy, con esa capacidad evocadora de su música, caen sobre mi un torrente de recuerdos, de buenos y malos recuerdos envueltos en los acordes de "Molly" o "Jack". Es esa capacidad de devolverme mis sueños, lo que más puedo apreciar de MIchael Nyman.

Lo he podido ver en dos ocasiones en directo, en diferentes espacios, pero siempre con la sensación de que su música iba directamente dirigida a cada uno de los asistentes, como un regalo personal que cada uno debía acoger y entender dentro de si. Quien no haya podido verlo en directo, la realidad debería hacerlo, todos merecemos de vez en cuando ver un poco de genialidad.














martes, 21 de febrero de 2012

"La voz a ti debida" de Pedro Salinas


 
Tú vives siempre en tus actos.

Con la punta de tus dedos

pulsas el mundo, le arrancas

auroras, triunfos, colores,

alegrías: es tu música.

La vida es lo que tú tocas.



De tus ojos, sólo de ellos,

sale la luz que te guía

los pasos. Andas

por lo que ves. Nada más.



Y si una duda te hace

señas a diez mil kilómetros,

lo dejas todo, te arrojas

sobre proas, sobre alas,

estás ya allí; con los besos,

con los dientes la desgarras:

ya no es duda.

Tú nunca puedes dudar.



Porque has vuelto los misterios

del revés. Y tus enigmas,

lo que nunca entenderás,

son esas cosas tan claras:

la arena donde te tiendes,

la marcha de tu reloj

y el tierno cuerpo rosado

que te encuentras en tu espejo

cada día al despertar,

y es el tuyo. Los prodigios

que están descifrados ya.



Y nunca te equivocaste,

más que una vez, una noche

que te encaprichó una sombra

-la única que te ha gustado-.

Una sombra parecía.

Y la quisiste abrazar.

Y era yo.









miércoles, 8 de febrero de 2012

8 de febrero

De tanto mirar hacia atrás su cuello empezó a adquirir una cierta rigidez, esperaba encontrar una mirada cómplice o un ligero gesto de entendimiento. En aquella incómoda postura permaneció un buen rato, hasta que fue consciente de que nada de aquello que esperaba se iba a producir,  era esclavo de sus propias esperanzas siempre depositadas en el pasado. La melancolía le invadió como era ya costumbre, siempre que mirando hacia atrás tropezaba con un presente en el que sus esperanzas no eran más que un dolor cervical...