lunes, 31 de octubre de 2011

El árbol de las piruletas

Desde hoy somos siete mil millones de ciudadanos en la tierra, desde hace unos días 5 millones de parados, hace una semana Europa le perdonó cinco mil millones de € de deuda a Grecia, hoy nos han dicho que el PIB de España cerrará el tercer trimestre en un 0%, en gran parte del mundo nuestros conciudadanos sobreviven con una renta per cápita de 2€ por día, ayer supimos que el Euribor subía a un 2,21%...números, números, números.


Nunca en nuestra vida pensamos que seriamos capaces de manejar tantos números, que nuestro día a día iba a ser una sucesión algebraica de la que nos sentimos tan distantes como de la mismísima Luna. Pero esta es nuestra realidad, nuestra lección de realidad con la que debemos convivir.

España siempre ha sido un país de gente cómoda, de gente acostumbrada a las sombras, de personas que prefieren que decidan por ellos, de gente insatisfecha por lo que no puede tener sin valorar lo que posee. España siempre ha sido el país de las piruletas, el país de los agradecidos, el país de los ingratos. En los últimos tiempos hemos aprendido a defender aquello que damos como bien adquirido, en vez de defender aquellos privilegios por los que llevamos años luchando. El español medio es alguien que vive dentro de su estado del bienestar sin saber demasiado que significa eso; el español del siglo XXI vive a solo dos generaciones de distancia de la penuria, pero eso es pasado y el español no quiere el pasado para recordar lo malo, sino para recordar todo aquello de lo que se le despoja.

Los cambios en España siempre han sido traumáticos, solamente somos capaces de cambiar ante las situaciones límite, solamente somos capaces de reaccionar ante la vista del abismo. Nunca hemos entendido la función real del estado ni de la democracia. Supongo que por nuestra falta de tradición democrática. Esta excusa acabara tarde o temprano, ya llevamos treinta años de democracia y empieza a ser hora de entender los mecanismos que la manejan. Llevamos treinta años fuera de la dictadura, de aquella dictadura paternalista que creó un país de cartón piedra, que se derrumbo cuando le abrimos las puertas a Europa. Llevamos diez años dentro de un mercado común, que nos hace potencia a nivel europeo, aunque aun potencia de cartón piedra.

Estos treinta años de democracia no nos han servido para demasiado, hemos avanzado, claro que sí, pero no porque el españolito de a pie cómodo haya querido, para el todavía seguiría funcionando el legendario “Con Franco vivíamos mejor”. España ha avanzado por el empuje propio del mundo que lo rodea, pero no ha sido capaz de crear demasiado, nuestros patrones vitales no son más que un cortar y pegar de lo que importamos. Hemos crecido por empuje no por fuerza, lo que nos ha impedido ver que nuestras infraestructuras están más atrasadas y enquistadas de lo que creemos.

Aún y así, estamos mejor que muchos. Porque nosotros los españoles, todavía tenemos una piruleta que podemos comer, mientras que en otros lugares no saben ni lo que es una piruleta. Algún día espero que España madure, sepa que las cosas se siembran, no se recogen sin más. El árbol de las piruletas no existe, que la piruleta somos todos y cada uno de nosotros, y que cada día que la mordemos, mordemos nuestro propio bienestar.

domingo, 30 de octubre de 2011

Memoria histórica

Ayer pudimos ver otra vez uno de esos tristes espectáculos de la derecha casposa de este país. Madrid ayer pareció volver atrás cuarenta años atrás en el tiempo, la única diferencia era el emplazamiento, en vez de la Plaza de Oriente era la Plaza de la Republica Dominicana. Disfrazados de demócratas, envueltos en la bandera de España y con el consentimiento de las víctimas del terrorismo, nos dieron al resto de los españoles un baño de españolidad, de principios y de jerarquía.


En este país, la bandera se está utilizando desde hace unos años como un arma arrojadiza, arrojadiza contra la izquierda, una izquierda que es tan española como la derecha pero que no hace de esa condición un acto de pornografía publica. Las víctimas del terrorismo tienen un dolor comprensible, nadie merece morir a manos de un desconocido por sus ideas, su condición social o simplemente por ejercer su trabajo; pero las victimas y todos los que ayer se manifestaron en Madrid demostraron ayer su condición de manipulados políticos. El dolor no da derecho a nadie a creerse mejor que nadie, las ideas políticas no dan derecho a excluir al prójimo, y menos en democracia.

Hay actos, gestos y manifestaciones que demuestran la falta de discurso, o la ausencia de ideas, o lo que es peor la incapacidad de evolucionar en el discurso que procesan. Llevamos demasiados años sintiéndonos ciudadanos de segunda por no ir por la calle con una bandera española en la solapa, o por no haber caído víctimas de la barbarie terrorista, o por tener las ideas demasiado a la izquierda del eje de algunos.

Si el discurso de las victimas (teledirigido por el PP) es que son víctimas de guerra ¿Qué son las víctimas de la Guerra Civil? y no me quedo con las de un bando, las de los dos bandos. Hemos tenido que olvidar por el bien de la democracia cuarenta años de dictadura y cuatro de Guerra Civil; y ahora por el bien de esa misma democracia ¿no deberíamos empezar a olvidar lo que parece que ahora ya empieza a formar parte de nuestro pasado? ¿Debemos seguir cayendo en los errores del pasado y crear mordazas rojigualdas?

Tal vez el problema que vivimos en este país es que todavía tenemos muchas heridas mal cerradas, heridas que corrompen por dentro a quien nunca las ha podido curar. Estamos jugando a un juego peligroso y justamente en un momento crucial para el futuro de este país. Todos somos ciudadanos de primera de un país que algunos creen más suyo. Si de esta manera deseamos construir, estaremos creando una base demasiado fangosa sobre la que poder levantar la España del S.XXI. El dialogo nos puede llevar más lejos que el odio, la harmonía debe abrir caminos más seguros que la confrontación.

jueves, 27 de octubre de 2011

Cambios reales

Vivimos tiempos difíciles, eso ya lo han escrito muchos, estamos ante una gran indefinición de ideas y de principios. La indignación ha tomado un cariz social y activo, dando forma a un movimiento entorpecido por sus propios principios fundacionales. Los movimientos de indignados, nacen de un germen puro, de un ideal sano de insatisfacción con el sistema en el que se ha generado. No he escuchado a nadie, absolumente nadie, decir lo grave que es para un sistema democrático que dentro de sus paredes nazca un movimiento así.
El movimiento de indignados tiene una razón fundamental de ser, el rechazo al sistema que lo produce, y que no nos engañemos lo alimenta. El gran problema de la indignación son las vías por las que debe articular su presente y su futuro. Si, hablo de futuro de los indignados, porque un movimiento como este, se mueve como una autentica bola de nieve y su último,  y real objetivo,  solo puede llegar a ser dotar al sistema de un nuevo sistema social, político, económico. Esta es una carga dura y de un peso descomunal, cargar a estos indignados que surgen de ideas primarias como el desempleo, las deudas hipotecarias, la insatisfacción vital; con semejante peso, tal vez sea solicitar un exceso de este movimiento, pero ellos alimentan una nueva visión de las cosas que hasta ahora nadie se atrevía a sacar a la palestra.
La articulación de este movimiento es difícil, diversas son las miras que pretende alcanzar, dispersos son sus integrantes y escasas son las ideas reales que aportan a los cambios que proponen. Los indignados son un gigante con los pies de barro, un gigante global y globalizado, que sin una articulación adecuada caerá en manos del sistema contra el que lucha. Por ello creo, y creo en ello firmemente, que el movimiento debería articularse a través de un ideario concreto, dotando a ese ideario de una cara y unos ojos visibles, dando una nueva forma de elección al pueblo. El gran peligro de esto es que puede generar, la base idearía es amplia y el resultado de este experimento puede ser un engendro, pero creo que este intento es algo que se debe perseguir. El sistema es sólido, por suerte, tenemos una democracia, que guste o no, nos saco del periodo de dictadura más oscuro que ha vivido nuestro país. El sistema es el sistema que hay y la única solución para cambiar este sistema es moverse dentro de él, para que a través de una labor de zapa intentar reformarlo y llevarlo hacia el camino que la mayoría de la población desee.
Hay en el movimiento de indignados un cierto miedo a proponer, un cierto miedo a que las caras sean públicas, a que el movimiento se articule, pero el movimiento nace en la red, e internet tiene la virtud de impersonalizar las ideas. El mundo del S.XXI no contempla líderes ni portavoces, y justamente eso es de lo que adolece el movimiento indignado. Hay miedo a poner las cosas sobre la mesa, ante la posibilidad, más que real, de la apropiación de ellas por parte de los grupos políticos instituidos. Hecho este ultimo que se está dando por parte de las fuerzas de izquierdas, que ante su claro declive ideológico pretende adueñarse de esta bandera reivindicativa que ellos dejaron en el armario hace años. Las propuestas deberían ser claras, una nueva constitución para unos nuevos tiempos, un nuevo texto que contemple los tiempos que vivimos y tome el pulso de una sociedad que ha cambiado desde lo más profundo de sus estructuras:  la política (haciéndola una herramienta cercana al ciudadano), la justicia (dotándola de independencia para hacer de ella un poder real sin ataduras políticas), reinterpretando las realidades territoriales del país, un nuevo modelo de democracia (más realista y que muestre la pluralidad de la población), la economía (limitando la acción del capital y las multinacionales frente a la sociedad), la sociedad (reflejando las diferencias existentes en la actualidad y no reconocidas), la función misma del estado (creando formulas que no le limiten frente a presiones del sector privado).
Vivimos tiempos difíciles en los que las herramientas del estado están limitadas y en que el estado no representa realmente la realidad global. Dotar de esas herramientas al estado, es algo que debemos hacer los ciudadanos con nuestro movimiento y nuestro convencimiento. Esta revolución de indignados debe ser algo más de lo que es, debe ser un primer impulso para un cambio real que nos coloque en el futuro, con las herramientas y las ilusiones necesarias. El movimiento indignado debe estar dispuesto a dar un paso adelante más, tal vez el más importante, el que realmente lo ponga sobre el mapa como una entidad creíble y con capacidad de maniobra para cambiar todo aquello que se debe cambiar.  Está claro que el paso supondrá un sacrificio y una primera dispersión entre el movimiento, pero ese paso será la diferencia entre trascender o morir. Para cambiar las cosas no nos queda otra alternativa que participar en el sistema, un voto en blanco no es una propuesta real, un voto destinado a un partido u organización es una piedra para construir la montaña desde la que ver un futuro diferente.

miércoles, 26 de octubre de 2011

Escuchando


Grouplove "Never trust a happy song"


Lykke Li  "Wounded Rhymes"


Deas Vail  "Deas vail"


Teenage Cool Kids "Denton after sunset"


We Were Promised Jetpacks  "In the pitch of the stomach"

viernes, 21 de octubre de 2011

21 de Octubre

En el atardecer, empezó a penetrar el frio áspero del invierno, el viento conducía la gélida sensación sobre sus cuerpos expuestos al sol. La sensación del baño en aquella época del año dejo un poso gratificante sobre sus cuerpos y solamente cuando el frio atardecer los alcanzo desearon cubrirse. La tarde había pasado como un lento baile acompasado, la compañía había evadido sus mentes de los lejanos campos de batalla. La sucesión de un nuevo día no traía nada nuevo, tal vez el olvido de aquellas frías de libertad.

viernes, 7 de octubre de 2011

7 de Octubre

Hoy el mundo se ha despertado soñando que seguía durmiendo, soñando sueños de olvido, despertando entre sueños que eran humo. Dos corderos atravesaban un campo inmenso incapaces de ver el final, pensaban que el campo era infinito y ellos estrellas como aquellas que colgaban del cielo. Hoy un niño se despertó contando ovejas, ovejas sobre un campo infinito de amapolas, amapolas que prendían de fuego el mundo.