domingo, 19 de agosto de 2012

19 de Agosto del 2012

El último de los euros que le quedaban en la cartera, lo gasto en dos paquetes de pipas. Después de aquel gasto podía asegurar que nada le quedaba en la vida. Aquel debía ser el final de aquella espiral descendente que tenía en su broche aquel preciso momento. Era una tarde agradable, una tarde de finales de marzo en la que el sol empezaba a calentar el ambiente y las horas de luz se alargaban. Era una tarde ideal para dejarse llevar por los primeros días de una primavera que aparentaba el principio de una promesa.