martes, 10 de noviembre de 2009

Historias cotidianas (6 de Noviembre del 2009)

El corazón le latía regularmente, era un latir preciso, mecánico, como mecánico era el corazón que le habían trasplantado. Ya llevaba dos años con aquella maquina dentro de él y apenas sentía molestias. Solamente la extraña sensación de no ser enteramente humano. Antes de la operación le dijeron que nada en su vida debía cambiar, que todo sería lo mismo que hasta aquellos momentos, que su salud mejoraría y tendría más años por delante de los que tenía en aquel momento. Y había sido la realidad de aquellos años tras la operación. Nada o casi nada había cambiado, su vida había mejorado pero sus sentimientos eran diferentes. Era complicado de explicar, ya que el tejido de los sentimientos es un territorio interior que solamente puede recorrer uno mismo, pero había dejado de querer a su mujer, había dejado de sentir amor por ella y cada día la miraba como si se tratara de una extraña. Ya no veía hermoso su jardín en primavera, ni se divertía viendo el juego de sus hijos, su perro se alejaba siempre que lo veía cerca. La vida era igual pero eso había cambiado…

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