miércoles, 4 de noviembre de 2009

Historias cotidianas (28 de octubre del 2009)

El parque estaba vacío, a aquellas horas todo el mundo estaba todavía retenido por sus trabajos. Pero el se había escapado antes solamente para sentir aquella sensación. No había nadie solamente la primera sensación de un otoño que estaba llegando. Corría un viento frio y seco que había dejado el cielo del atardecer de azul inmaculado, pronto oscurecería y la tarde se convertiría en una noche fría. Paseaba sin rumbo ni destino entre las calles del parque, que empezaban a verse invadidas por las hojas secas. Montañas de hojas secas que crujían al ser pisadas, hermosas hojas que habían pasado ya todo su ciclo vital y ahora languidecían en el suelo empujadas por el viento. Empezó a sentir frio en la cara y subió el cuello de su abrigo, venia la fría noche…

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