lunes, 30 de noviembre de 2009

Historias cotidianas (26 de noviembre del 2009)

El jarrón permanecía en la repisa de la chimenea desde su más tierna infancia, siempre había oído hablar a sus padres y parientes del incalculable valor de tan delicada pieza. Para en aquella primera edad no había sido ni más ni menos que un jarrón, eso sí revestido por una preciosas siluetas de damas orientales con delicadas sombrillas. Con el tiempo había empezado a sentirse fascinado por aquellas damas de apariencia aérea que parecían no necesitar pisar la tierra para desarrollar sus gráciles movimientos. Eran para el tan hermosas como las flores que llenaban su jardín en primavera y por ello mismo se habían llegado a convertir en objetos de deseo, por lo que buscaba la compañía de mujeres que pudiesen tener un parecido aunque fuese ligero con ellas, ninguna era completamente igual a ellas por lo que todas ellas pasaban por su vida como una ráfaga de aire, mientras el jarrón permanecía siempre en lugar…

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