domingo, 1 de noviembre de 2009

Historias Cotidianas (18 de octubre del 2009)

Ahora que el oxido se lo empezaba a comer, recordaba que alguno de sus mejore s momentos se habían vivido en aquel pequeño coche color butano. Era el pasaje que habían tenido para vivir mil historias en su infancia y que ahora se derrumbaba sobre sí mismo, como si todas esas batallas que ahora evocaba con ternura cayeran sobre él con el peso de todos los años transcurridos. El peso de todas las vidas que se habían transformado en su interior, de la niñez a la adolescencia, de la plenitud a la vejez. Quedaba como mudo testigo de aquel devenir por la vida de todos ellos. Descansaba de todo aquel transito en la vieja cochera de su padre, abandonado a su suerte. Hacía años se habían perdido sus llaves y su padre jamás se quiso deshacer de él, ahora con la muerte de su padre vendría la desaparición de aquella otra parte de sus vidas, como desaparecen los restos de los recuerdos en las mentes que desean olvidar…

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