domingo, 1 de noviembre de 2009

Historias Cotidianas (19 de octubre del 2009)

Sobre el asfalto solamente quedaron restos de cristales y aceite, también en uno de los márgenes de la carretera quedo una gran mancha de sangre. Muestra de la fugaz agonía de alguien del que nadie llego a conocer su nombre y de la cual el agente de policía quería deshacerse con celeridad. El dispositivo después del accidente se iba disolviendo poco a poco y solamente quedaban una pareja de policías que miraban indiferentes todas aquellas señales que restaban sobre la calzada. No llevaban serrín en el coche, por lo que debían esperar a los servicios de limpieza para borrar todo aquello de sus vidas, limpiar sus conciencias ya insensibles de la muerte de aquel conductor anónimo, víctima de su propia prisa. No eran insensibles a la muerte, pero cada día que pasaba veían alguna mas y eso les hacia darle cada día menos importancia a la vida, que en un último instante se transformaba en una simple mancha de sangre sobre el asfalto…

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