martes, 7 de julio de 2009

Historias Cotidianas (5 de Julio del 2009)

El café le sabia extraordinariamente amargo, además sabia que aquello no era lo mejor para su úlcera, pero porque privarse de algún pequeño placer. Hacia frió y él esperaba en aquella terraza desolada, algunas personas al pasar lo miraban con perplejidad, el clima no invitaba a tan valiente actitud, había que ser realmente valiente o inconsciente para permanecer allí. Pero gracias al calor del café y su obstinada fijación de quedar en aquel lugar, allí permanecia. Iba bien abrigado y se pertrechaba detrás del segundo volumen de "Las memorias de ultratumba" de Chateaubriand, que aunque abiertas sobre la mesa y pese a su esfuerzo en leer casi ni las miraba. Tenia un nudo en el estómago y la impostura que había tomado le parecía cada vez mas ridícula, sus ansias de agradar habían rozado lo absurdo, pensaba seriamente en acabar sus consumición y salir corriendo calle arriba, en busca de un lugar donde calentar sus pies helados...

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