jueves, 2 de julio de 2009

Historias Cotidianas (20 de Junio del 2009)

La noche era tranquila. Siempre eran iguales las noches en Torino, por eso había cambiado Barcelona por Torino, era una de aquellas ciudades que nunca muestra lo que en realidad esconde. Le costaba dormir aquella noche y se asomo a la ventana para fumar un cigarrillo con tranquilidad, había cenado copiosamente en una tasca cerca de la Via Garibaldi y la digestión no le estaba dando demasiado reposo. Aquella ciudad mostraba su mejor cara al anochecer y por ello le encantaba observarla en esas horas. Le gustaban los edificios iluminados y las calles que parecían cobrar vida inundadas por una luz hasta cierto punto excesiva. Desde la ventana podía ver la punta de La Mole que retaba al cielo con su aguja infinita. Había magia en todos aquellos momentos de paz, sentía a través de la ventana abierta el aire frió, se acercaba el invierno y en pocos días la nieve aparecería en las montañas que rodeaban la ciudad. Le gustaba el invierno en aquella ciudad...

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