Historias Cotidianas (23 de Julio del 2009)

El mesías había bajado de aquella extraña nace con forma de plato hondo plateado. Llegado de mas allá de lo que ningún habitante del planeta era capaz de imaginar, se había mostrado esplendido con todos aquellos que habían ido a recibirlo, repartiendo entre ellos unas piedrecitas doradas que nadie sabía qué función ni servicio podían hacer, pero que recibían con una sonrisa de oreja a oreja. Prometió traer el bien y la felicidad a todos que desearan acercarse a él. Les daría los conocimientos que les haría alcanzar las estrellas y cubrir de fortuna a sus esposas. Algunos de los presentes se miraban un tanto sorprendidos ante tales promesas, hacia década que habían colonizado las lunas cercanas a su planeta y en ellas ya habían encontrado innumerables tesoros, pero pensaban que valía la pena escuchar, aquel debía ser el dios venido de las estrellas que hacía años estaban esperando. A aquel mesías se le ofrecieron viandas del planeta que recibió con una profunda señal de asco y varias de las más hermosas hembras que parecieron satisfacerle más que la comida…