jueves, 12 de febrero de 2009

Historias cotidianas

Sentía perfectamente la presencia en aquel cuarto, le habían dicho que seguramente habría un par pero la presencia era demasiado fuerte, no estaba seguro pero jamás en todos sus años de trabajo había conocido una presencia tan activa. Había frases escritas en las paredes en una letra pequeña y pulcra, estaba absolutamente llena de mensajes. En aquellos mensajes se podía leer el dolor del espíritu cautivo que las había redactado. Hacía días que ya nadie habitaba aquella casa, los propietarios se habían ido ahuyentados por todo aquel dolor que inundaba la actividad de la casa. El espíritu dominaba las paredes y el mismo oxigeno. Solamente con entrar en la casa se podía percibir el drama que había sucedido en la casa. Se sentó en la habitación y espero a que él se diera a conocer...

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