jueves, 19 de febrero de 2009

Historias cotidianas

La viuda de Blas Rodríguez se levanto de su lecho tres días después de enterrar a su marido. Beso a su amante y ante la opresión que le abrumaba el ánimo decidió ir a visitar la tumba de su difunto esposo. Al llegar frente a ella encontró la tumba saqueada y el ataúd vacio. Sus sollozos no podían ahogar la sensación de lo horrible que estaba acaeciendo. En tan terrible estado, conmocionada, regreso para encontrara el aliento necesario en brazos de su amante. Cuando entro en la estancia, encontró a su marido a los pies de su lecho y la cabeza de su amante a los pies de este, mirándola con un gesto de horror que en poco tiempo seria el suyo mismo…

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