viernes, 20 de febrero de 2009

Historias cotidianas

Los ojos siempre se sienten abrumados ante la visión de una maravilla, más fascinante y hermosa aun a los ojos de Damián, hijo, nieto y biznieto de campesinos de la meseta que nunca habían visto el mar. En aquella soleada tarde de mayo en que Damián que se iba a embarcar en busca de un destino menos polvoriento que el paso lleno de desasosiego de sus antepasados, alcanzo a ver el mar por primera vez en su vida. Su mente aturdida ante tal visión pensó en como toda aquella enorme y basta superficie de agua podía quedar retenida por aquellas blandas arenas de playa que tenia a sus pies. Pensó en que en aquellas tierras de las que el venia nunca se había visto una maravilla igual. Él, el primero de su saga estaba tan emocionado ante aquello, que corrió enloquecidamente hacia las primeras olas que rompían mansamente en la playa. El agua al contactar con sus miembros le produjeron una sensación de deseo como jamás había sentido, deseo verse totalmente sumergido en aquella superficie extraña para él, no pudo evitar la sensación que le empujo a penetrara mar adentro, en busca de la puesta del sol…

1 comentario:

Silvia Lr dijo...

Lindo :)

Saludos