domingo, 22 de febrero de 2009

Historias cotidianas

Alzo la mirada hacia el cielo y las nubes densa, profundas y oscuras cubrían todo aquel cielo que ella era capaz de cubrir con su vista. Las nubes negras le anunciaron que venía tormenta. Corrió hacia su casa en medio de la vasta pradera como alma que lleva el diablo, y al entrar por la puerta no saludo a nadie, subió las escaleras como una centella y entro en su habitación. Encima de su cama la esperaba su muñeca favorita, la cogió con fuerza a ella y a un cojín de los que también cubrían su edredón de patchwork. Puso el cojín en el fondo del armario y se sentó encima mientras hundía su rostro en el regazo de su muñeca, fuera empezaron los primeros truenos a sacudir la pradera y ella empezó a temblar…

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