domingo, 8 de febrero de 2009

Historias cotidianas

Le gustaba pasar los días enteros en aquel jardín. Había pasado gran parte de su vida encerrado en un despacho y el día de su jubilación decidió venderlo todo y marcharse al sur en busca de un mejor tiempo. Había tenido siempre una prioridad cuando llego a aquel clima mas cálido, tener un gran jardín que pudiera cuidar, toda su vida la había consagrado a su trabajo y en su vejez había decidido consagrarse a crear el jardín más bello que sus manos pudiesen crear. Gasto gran parte de sus ahorros en ese ideal, prefirió vivir de una forma humilde con gustos frugales, pensó que después de todo aquello que deseaba crear alimentaria su alma. En alguna ocasión llego a comer alguna rosa o alguna de las magnolias, pretendía absorber la belleza que nunca tuvo a su alcance…

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