viernes, 30 de enero de 2009

Historias cotidianas

Notaba como le latia el corazón al mismo ritmo que sus pensamientos alentados por aquel ritmo frenetico que sentía desde que había salido aquella mañana a la calle y se había cruzado con ella en la cola de la panadería. Luego ella cogió El País justo a su lado en el kiosko de la esquina. El siguiente encuentro fue cuando la vio ocupando la misma mesa en la que cada domingo tomaba su café con porras. Cuando ya aturdido había enfilado el camino a casa se la encontró en la puerta tocando insistentemente al timbre, pero para ser precisos al suyo…

2 comentarios:

OPIÜM dijo...

Me gustan tus palabras
sencillas pero no se como denominarlo...emotivas tal vez...

Ovidio dijo...

son palabras solo palabras...gracias por la visita, espero verte mas por aqui.