martes, 13 de enero de 2009

Historias cotidianas

Revisando unos libros en una antigua librería de segunda mano, Takeshi se fijo en un libro. Su portada llena de extraños dibujos le pareció original, no había ningún título, solamente una brillante ilustración llena de colores que le atrajo y le hizo abrirlo para comprobar de que se trataba. Estaba escrito en castellano y empezó la primera página y deseo como no había deseado nunca continuar con aquella historia. Pago por él y se lo guardo en la mochila que llevaba. De camino a su casa se percato de que jamás había aprendido a leer castellano…

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