jueves, 29 de enero de 2009

Historias cotidianas (28 de Enero del 2009)

Siempre se sentía intrigada por la gente que al atardecer, al igual que ella se acercaban hasta aquel punto cerca del mar. Sentada en aquella cornisa que se abría sobre el océano buscaba algo más que el alivio del calor sofocante de las tardes de verano. Se enriquecía con las historias que podía tramar alrededor de todos aquellos que paseaban. Era un juego, tal vez el juego más antiguo y más sencillo que la imaginación humana pudiese elaborar. Sumergía a veces los pies en aquella agua para refrescarse y dejaba volar su imaginación más allá de cualquier lugar que su mente pudiese componer…

2 comentarios:

marguis dijo...

Creo que "ella" soy yo.

No creo que pudiera vivir en un lugar que no tuviera mar.

:)

Ovidio dijo...

El mar es vida