lunes, 5 de enero de 2009

Historias cotidianas

Estaba escondido debajo de la mesa, la única pieza de mobiliario que restaba completa, el resto había alimentado el fuego que los había mantenido calientes. La noche oscura como el futuro que se acercaba veía como el cielo se llenaba de unas lágrimas de fuego que al tocar tierra no causaban más que dolor y devastación. Hacia días que resistían, pero a que resistían pensaba, a una muerte que se avecinaba cercana y de la que huían a la desesperada. En un viaje le habían explicado que la muerte esta tan segura de su triunfo final que nos da toda una vida de ventaja, ahora dependía de otros el tiempo que había de durar aquella vida…

PD. Paremos la guerra.

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