sábado, 10 de enero de 2009

Historias cotidianas

Cuando observaba un cuadro le gustaba hacerlo con tranquilidad, normalmente aprovechaba entre semana cogiendo un día festivo, de esa manera casi nadie molestaría su relajada observación. Le gustaba impregnarse del ambiente tranquilo y de ese olor especial que siempre desprenden las salas especialmente acondicionadas de los museos. Incluso se entretenía hablando con alguno de los vigilantes, a veces con el premio de poder hablar con un estudiante de arte o historia que sacaba un sobresueldo de esa manera. Cuando se sentaba en un banco observaba detenidamente e incluso era capaz de pasar horas en ese ejercicio…

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