jueves, 8 de enero de 2009

Historias cotidianas

Desde que se había colapsado en el mundo, el cielo se había convertido en una masa gris, a veces gris plomo a veces gris plata. Días siempre iguales con una lluvia fina que convertían el terreno en un paramo pantanoso. Pasear cada día bajo aquel cielo era la única actividad interesante, buscar alguna actividad en aquella extraña tierra que ya no era para los humanos ni para las bestias…

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