domingo, 11 de enero de 2009

Historias cotidianas

Al abrir los ojos se encontró con la larga melena rubia de ella y con su aun más larga y suave espalda. Ahora casi todas sus mañanas eran así, se habían acabado los extraños despertares de soltero, a veces solitarios y fríos, a veces con compañías no deseadas de las que huir rápidamente. Ahora todo era mas cómodo y confortable, había encontrado su nido en lugar inconcreto de la espalda de su pareja y por extraño que pareciese no deseaba cambiarlo por nada, a pesar de que su pasado debía decir otras cosas…

1 comentario:

Anónimo dijo...

Qué agradable es coincidir en fechas y fachas.
los amaneceres...la cotidianidad...


Saludos cordiales


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