viernes, 23 de enero de 2009

Historias cotidianas

Aquí encerrado en estas cuatro paredes, sueño y no puedo dejar de soñar, porque lo demás ya nos lo han arrancado. En estas cuatro paredes que no dejan de ser mi tumba en vida, mi ataúd de ladrillos donde están entregadas mis últimas ilusiones en un mundo mejor. Tal vez un día de estos vengan a por mí, hay chivatos, tantos chivatos. No les puedo culpar, hay tanto miedo, hay tanta hambre. Ellos han ganado y han ganado para tener derecho a machacarnos, a destrozar todos los sueños, todas las ilusiones. Por eso no quiero dejar mis sueños a parte, porque el dia antes de morir serán lo primero que me querrán arrancar…

No hay comentarios: