domingo, 15 de marzo de 2009
Historias cotidianas
Tres días después de haber mandado la carta no había recibido ninguna respuesta. Se quería hacer creer a si mismo que era demasiado pronto, que ni había suficiente margen de tiempo para que le contestasen. Pensó que el servicio de correo jamás seria suficientemente eficaz como para poder contentar su exigente carácter y su agónica ansiedad. Cuando el amor es aquello que está en juego nunca hay suficiente. El asunto era que ya empezaban a aparecer fantasmas dentro de su mente y ello no le ayudaba. No sabía qué era lo que debía hacer…
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