domingo, 22 de marzo de 2009
Historias cotidianas
Estaba allí siempre menos en alguna menos en alguna semana de febrero o marzo, en agosto la abandonaba durante quince días. A veces distraída, perdida en pensamientos de una vida diferente, pensaba donde podía el marcharse durante esos periodos breves. A ella le parecía aquel un juego divertido, era como situar a los soldaditos de plomo sobre un mapa, los podía colocar en cualquier lugar, allá donde ella desease y desde ese momento hacerlo girar por mil lugares, mil parajes, mil ciudades, mil situaciones. De esa manera pasaban aquellos días y ella nunca pensaba en acompañarlo, ya que el viaje en si podía ser mucho peor que las ensoñaciones que creaba…
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