miércoles, 4 de marzo de 2009

Historias cotidianas (02 de Marzo del 2009)

La azada se hundió una vez más en la tierra seca, el sudor cruzo su frente, produciendo unas grandes gotas que acababan derramándose sobre la tierra baldía. Alzo la cabeza en busca de algún alivio y miro hacia el cielo gris, ese gris metálico que siempre presagiaba una tormenta de energía estática. En el horizonte vio un resquicio rojizo que invitaba al optimismo. Se le escapo una sonrisa mientras regresaba a su dura tarea. Pensó mientras removía aquella tierra que tal vez aquella sería la primera cosecha desde que llegaron a la colonia exterior Magalhanes…

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