miércoles, 11 de marzo de 2009

Historias cotidianas

Había bastante gente en la cola del supermercado. Siempre había demasiada gente a su gusto, siempre le tocaba esperar demasiado tiempo y eso no le gustaba. En su carro solamente había latas de cerveza, suficientes para mantenerle borracho varios días. Una mujer de otra de las colas se lo quedo mirando, primero el contenido del carro y luego a él. Le miraba con un desprecio que el compartía, el mismo se daba asco, pero no pensaba tolerar que una maruja cualquiera que le conocía le mirase de arriba debajo de aquella manera. Cuando ella topo con su mirada enterró la suya propia en su carro de la compra. El odio que él sentía y que en aquellas horas ya alentaba una buena cantidad de anís sonrojo a aquella mujer, que una vez paso por caja acelero sus acciones cerciorándose de que el quedara suficientemente atrás…

No hay comentarios: