martes, 8 de diciembre de 2009

Historias cotidianas (7 de diciembre del 2009)

Demasiados golpes en la cabeza le habían llevado a aquella residencia mental, su profesión nunca había sido del agrado de sus padres, pero el día en que les regalo una casa en Almuñécar la cosa cambio. Acudían a cada uno de sus combates y jaleaban cada uno de los golpes que impulsaba contra sus contrincantes, le azuzaban a continuar con su carrera plagada de éxitos que les había de premiar a ellos con una jubilación dorada. Lejos de aquellos quedaban los días en que salía a hurtadillas de su casa con la bolsa del gimnasio, dejando sobre la mesa de su habitación sus libros de texto abiertos y abandonados. Ellos habían tenido la suerte de no llegar a ver aquel declive en el que no era capaz ni de escribir unas líneas ni de ordenar dentro de cabeza un par de frases. Le quedaba la memoria de todo aquello, eso le habían dicho los médicos que jamás lo perdería, el resto se perdería poco a poco hasta convertirlo en una planta más dentro del jardín…

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