martes, 29 de diciembre de 2009

Historias cotidianas (25 de diciembre del 2009)

Le gustaba la vista desde su casa, se dominaba toda la bahía que en los días de buen tiempo parecía una enorme piscina dispuesta a los pies de la ciudad. Los primeros colonos se habían establecido en aquellas colinas que dominaban la bahía para poder controlar el tráfico de los barcos mercantes o de corsarios que amarraban en el puerto. No muy lejos de su casa, oculta de sus ojos por la ladera de la montaña, quedaban los restos de la muralla defensiva que había construido para proteger sus hogares. Aquel había sido uno de aquellos lugares de aquel cálido mar que se había visto atribulado por cientos de movimientos coloniales y administrativos. Por ello los isleños se consideraban únicamente isleños y no hijos de colonos…

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