domingo, 13 de diciembre de 2009

Historias cotidianas (12 de diciembre del 2009)

Los carros eran arrastrados entre las calles llenas de barro por aquellos esqueléticos jamelgos que apenas eran alimentados, nada había para ellos entre aquella desolación y muerte. Los carros iban cargados hasta no dar más abasto de los cadáveres que recogían en las mismas veredas, sobre las aceras o en las puertas de las casas, allá donde los pobres apestados caían para recibir la oscura visita de la muerte. Los escasos supervivientes huían de los carros llenos de muerte, nadie quería permanecer en aquel lugar, aunque ninguno de los que allí moraban podría salir indemnes del gran mal que los asolaba. Los caballos arrastraban aquellos pesados carros esperando ellos mismos morir…

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