martes, 8 de diciembre de 2009

Historias cotidianas (6 de diciembre del 2009)

En los últimos tiempos ya nunca acompañaba a sus padres al retiro veraniego de la Costa Brava. Aunque Barcelona en agosto era un infierno de calor, disponía de toda la casa para sus encuentros amorosos y de toda la ciudad, vacía en aquellos días, para pasear por las noches. Le encantaba la ciudad por las noches, la ciudad estaba desvestida por la ausencia de sus habitantes, desnuda de los ruidos cotidianos que no permitían oír el susurro de complicidad con la que la ciudad se expresaba. Le gustaba cambiar cada noche de amante y pasear en por la casa desnuda frente a ellos al salir de la ducha, la libertad y la desinhibición se adueñaban de su espíritu. Encontraba en la soledad de las mañanas el momento ideal para el descanso, con su cuerpo saciado de sexo…

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