sábado, 17 de octubre de 2009

Historias cotidianas (8 de octubre del 2009)

Mas allá de las lejanas montañas se extendía como una larguísima alfombra el sendero que llevaba hasta sus cumbres, en parte estaba cubierto por altas hierbas de tal manera que permanecía en parte invisible, como si la misma montaña quisiera imposibilitar la llegada de nadie a sus altas cotas. Varias fuentes bajaban desde las alturas, alimentadas por los deshielos y llenando de pequeños saltos de agua el curso del camino. Era como si la misma tierra bañase sus laderas con su propia sangre, alimentado a todos los seres que se cobijaban en ella. Como un buen padre o madre, cuidaban de todos aquellos que le daban vida, devolviéndosela mediante invisibles gestos…

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