sábado, 24 de octubre de 2009

Historias cotidianas (11 de Octubre del 2009)

Observaba los rescoldos que quedaban en el hogar, los observaba sin prestar demasiada atención. La habitación comenzaba a enfriarse, era invierno, un gélido invierno y la temperatura enseguida bajaba cuando los troncos que ardían se apagaban lentamente. Ella permanecía indiferente a ello, tenía las manos sobre el regazo y ninguna actividad la empujaba a realizar movimiento alguno. Los rescoldos eran como los fragmentos de la lava saliendo de un volcán. Ella nunca había visto un volcán y lo más que sabía de ellos, era por las narraciones de los marineros que llegaban al puerto desde tierras lejanas. Jamás había abandonado aquella casa aislada en la que había criado a su familia. Sus ojos solamente encontraron alivio en la mirada de sus hijos, que al pasar el tiempo ya la habían abandonado a su suerte…

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