sábado, 17 de octubre de 2009

Historias cotidianas (6 de octubre del 2009)

En el albero de la ventana un pájaro de plumas moradas y cuatro ojos, miraba el atardecer de dos soles sobre el horizonte de color ceniza. Estaban nerviosos ante la llegada de la noche, que debía durar cuatro veces más que el tiempo iluminado por los soles gemelos. Las bestias inmundas que surgían del ultramundo de la larga noche asomarían en cuanto el cielo quedase a oscuras y cualquier animal diurno quedaría a su merced. Los pastores se esmeraban en guardar sus rebaños de esponjosas ovejas que de no estar debidamente volarían más allá de los confines del cielo. Los labriegos protegían con antorchas ungidas en lágrimas de una virgen sus campos que debían permanecer iluminados la mayor parte del tiempo posible. Los asnos lloraban presas del pánico, eran los únicos seres capaces de sobrevivir a la oscuridad de la larga noche y en su suave parloteo maldecían a sus amos que los abandonaban a su suerte…

No hay comentarios: