viernes, 4 de septiembre de 2009

Historias Cotidianas (24 de Agosto del 2009)

La muerte se sentó a la puerta de la casa mientras comió unas pipas de calabaza. Permanecía sentada con tranquilidad bajo el dintel de una puerta con las piernas cruzadas, la espalda reposaba sobre la puerta de la casa. Corría una deliciosa brisa matutina que refrescaba las calles antes de la venida del calor del mediodía, que volvería a calentar de nuevo las calles. Algunos animales domésticos que pasaban en aquellas horas, huían despavoridas al verla allí sentada. Solamente aquellas bestias podían verla y le resultaba triste que aquellos animales no supieran responder de otra manera a su presencia. Le hubiese gustado encontrar alguien a quien poder explicar las múltiples historias que conocía y con las que se podría enriquecer la historia de la humanidad entera. Pero al ser su trabajo de un talante tan especial ese contacto le estaba vetado y por ello prefería moverse por las mañanas tranquilas, justamente al romper el alba, momento en que no seco incidía con nadie y en el que hacer su trabajo le resultaba bastante mas cómodo…

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