miércoles, 23 de septiembre de 2009

Historia cotidianas (21 de Septiembre del 2009)

Aquella entrevista era una oportunidad única, ya llevaba mucho tiempo detrás de aquel puesto y el paso que le quedaba para conseguirlo era mínimo. Había tenido que lamer muchos culos y hacer más de un regalo para llegar a estar sentado en aquel lado de la mesa. Su entrevistadora era una mujer agradable de media edad, de perfil duro y gestos contenidos. Lo observaba desde detrás de sus gafas de concha que dejaba caer sobre el puente de la nariz cuando él hablaba. Tenía una sensación de dominio enorme. La mesa ante la que estaban sentados ambos no era la clásica mesa de despacho de madera, era una mesa de cristal que le permitía ver las piernas de su interlocutora. Como le costaba fijar la mirada en los ojos fríos y grises de ella, perdió su mirada en aquellas largas y bien cinceladas piernas. Empezó a marcharse mentalmente de aquella entrevista recorriendo aquellas piernas. Acaso la oportunidad era su interlocutora y no la plaza a ocupar…

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