viernes, 5 de junio de 2009

Historias Cotidianas

Había empezado el invierno con sus primeras nevadas y los paramos ya lucían aquel color blanco que los teñiría durante muchos meses. Nada había que se revelara contra aquella dictadura de frió y nieve, los bosques apenas eran unos espantapájaros despojados de cualquier señal de vida. Sin pájaros que se atrevieran a volar en aquellas condiciones, sin alimentos para los animales terrestres, la vida se congelaba como los ríos y lagos. Todo se ralentizaba y los pocos humanos que osaban habitar en aquellos pagos vivían las vida como las bestias que hivernaban. Dedicándose a la ociosidad o al intento de no perder el poco ganado capaz de resistir semejantes condiciones. Los días eran tan cortos que las noches se transformaban en días y los días en noches. Solamente quedaba la resignación de sobrevivir...

No hay comentarios: