Historias Cotidianas (12 de Junio del 2009)

Empezó a sonar la marcha nupcial y noto como la corbata le empezaba a oprimir el cuello. Todo estaba planificado perfectamente, bueno al menos eso creía, solamente se había encargado de dar el visto bueno a todo aquello que su novia le había dicho. No es que fuera su mayor ilusión aquella boda, pero su estrato social y las creencias de todo su entorno le llevaban a aquella situación. no era uno de aquellos novios atenazado por los nervios que deseara que se abriese un hueco en el muro de la iglesia para huir por él. no ni mucho menos, estaba donde estaba porque lo aceptaba, pero le incordiaba todo aquel bombo y aquella fanfarria. Había gente desconocida que le sonreía, había algunos conocidos que lo miraban con la satisfacción de que el se había casado primero, había algunas amigas que parecían un enorme pastel de merengue y otros amigos que vestían como si de proxenetas rumanos se tratase. Cuando su novia empezó a entrar por el pasillo no reconoció a su novia detrás de toda aquel disfraz. Esas visiones le mantenían desasosegado...