martes, 2 de junio de 2009

Historias Cotidianas (28 de Mayo del 2009)

Le cantaba nanas cada noche, siempre después de meterlo en la cuna con los ojos cerrados y la respiración ralentizada. Esperaba siempre a que estuviese dormido profundamente y acunandolo suavemente le cantaba en voz baja, tan baja como un susurro para no despertarlo, tal y como siempre le habían hecho a ella cuando era pequeña. El permanecía reposando con algunas gotas de sudor en la frente, ya había llegado el verano y en esa época siempre le costaba dormir, por ello dejaba pasar unos minutos canturreandole al oído en su lengua natal las canciones que su abuela le había enseñado. Sentía el alma apaciguada cuando aquella situación se desarrollaba. Sentía una felicidad que ninguna otra cosa le podía proporcionar y a través de la ventana abierta la acompañaba el sonido del viento sobre los arboles...

No hay comentarios: