Historias Cotidianas (21 de Mayo del 2009)

La carretera estaba sembrada de hoyos y piedras, eso hacia el trayecto en el coche de caballos en un autentico infierno de saltos y parones. El camino que seguían pasaba entre acantilados y estrechos pasos a través del corazón de Francia, era una camino que el pequeño Ettiene jamas hubiese tenido que recorrer de no ser por la muerte de sus padres a manos de la escarlatina. Ettiene hubiese deseado morir con ellos, aquel traslado lo llevaba a la tutela de unos primos de su padre a los que jamas había conocido y a los que el único interés que le movía para darle asilo era la fortuna heredada por Ettiene, de la cual serían en el futuro administradores únicos. Ettiene lloraba por la brusquedad de todo el proceso, las prisas por adueñarse de su fortuna le habían arrancado de su casa natal en Avignon sin ni tan solo poder asistir al funeral de sus padres. Las lágrimas apenas le dejaban ver nada mas allá de las pequeñas ventanas del carruaje, era el mas triste de los niños de Francia, un pobre niño rico...