domingo, 10 de mayo de 2009

Historias Cotidianas (5 de Mayo del 2009)

Respecto a todos los demás vecinos se sentía privilegiado, a pesar de ser el único que se mantenía en solitario, pagando una hipoteca alta con sus escasos ingresos. Su edificio se mantenía en lucha dentro del casco antiguo, peleando entre los gigantes de cemento y cristal modernos que ahora practicamente les privaban de las vistas sobre la bahía. La especulación había acabado con todo un estilo de vida, ya no había tiendas de ultramarinos sino centros comerciales que atraían hacia aquel barrio a la mayoría de la población de la ciudad, ya no había aquellos domingos por la tarde de verano en los que los mayores vigilaban a los grupos de niños que jugaban en las aceras. Todo se disipaba en las nieblas del tiempo, turbias ahora por las luchas vecinales siempre perdidas. Pero el se sentía privilegiado aunque todo se derrumbaba, desde su ventana la vista de la bahía aún se podía apreciar parcialmente, sus vecinos ya no veían el mar...

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