domingo, 10 de mayo de 2009

Historias Cotidianas (9 de Mayo del 2009)

La fachada se caía cachos, llevaba años ya viendo su decadencia sin poder ponerle ningún remedio. Como decía su mujer era primero llenar la olla y luego lo demás. Siempre le había gustado aquella casa heredada de su padre y que bajo ningún concepto abandonaría. La fachada había estado pintada durante años de un color azul chillón, que bajo el sol del Caribe siempre le había parecido un trocito de mar en medio de la ciudad. Ahora la pintura abrasada por el sol era de un azul triste como ese azul de un día triste cubierto por nubes finas. Los balcones hacia años que nadie los pisaba por riesgo de vuelo de riesgo y hierro forjado con formas sinuosas mostraban su color oxido. Aquello le entristecía aunque a algunos en aquella ciudad le pareciese una queja banal. Para él su casa era su imperio dentro de aquella república, y su imperio dentro de poco seria una montaña de cascotes...

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