domingo, 3 de mayo de 2009

Historias Cotidianas

La niña empezó a llorar desconsolodamente, con una furia que no podrian calmar ni los dioses del olimpo. Lloraba y lloraba, pero al fin y al cabo no era mas que su hija llorando poorque el no la queria coger en brazos mientras escribia en su ordenador. La miraba y cuanto mas lo hacia ella mas lloraba. Su mujer se lo decia a menudo, ignorala. Pero dentro de su corazón blando de padre primerizo no podia evitar que aquella queja deseperada derivase su muro. La niña lo sabia y por eso insistia en sus bramidos. Él sabia que era capaz de continuar escribiendo con ella en brazos, es mas aquello le llegaba a reconfortar realmente, cuando la mecia en su regazo y ella giraba su mirada vidriosa aprobando su actitud. Pero su mujer se lo reprobaba, siempre le decia lo mismo, estas criando a un monstruo...

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