Historias Cotidianas (15 de Mayo del 2009)

Había una gran agitación alrededor del estadio. mareas humanas se volcaban por las avenidas adyacentes para confluir todos en aquel lugar, era una marea de color de un único color. Todos llevaban de una manera u otra la camiseta del equipo, siempre con su color. En aquella procesión todo estaba marcado por la simbología, los fetiches. Había cientos de policías que parecían vigilar que aquella serpiente multicolor no se escapase de su recorrido. El estadio era un enorme monumento de cemento y cristal, consagrado a un fe capaz de dejar pequeña a cualquier religión. Las luces resplandecían desde lejos, en los puntos elevados de la ciudad podías presenciar como un nuevo sol surgido de la pasión del pueblo iluminaba la noche. El ruido y los cánticos era la música, cantada por un coro que por muy diferentes que fuesen sus orígenes se unían en aquella locura colectiva...