martes, 25 de agosto de 2009

Historias Cotidianas (14 de Agosto del 2009)

Sonaba aquella tristísima balada como si no hubiese otra música sobre la faz de la tierra. Era una canción tan triste que hasta los peces hacían rebosar sus peceras con sus lágrimas. Parecía como si todo hubiese sido invadido por aquella melancolía. Mientras sonaba no había jolgorio en los parque infantiles y la gente en los centros comerciales se movía de manera mecánica con el único deseo de llegar a sus casa para refugiarse de un mundo tan triste. Las autoridades preocupadas habían empezado en su estado depresivo a facilitar los medios para los suicidios que cada día aumentaban en número. El mismo primer ministro en una alocución para todo el país había presentado su dimisión ante el triste estado de las cosas. Al finalizar su alocución volvieron a poner el video clip de la triste balada y todos los telespectadores lloraron sin saber bien el motivo…

Historias Cotidianas (13 de Agosto del 2009)

Se oía siempre un grito de dolor agónico entre los ángeles antes de caer en un estado de somnolencia que los conducía a la muerte. Aquel vergel de paz y sosiego, acababa día tras día con ellos de forma irremediable. Los más viejos del lugar, ángeles ya dotados de un halo de santidad apenas comprendían aquella situación, hacían responsable de todo ello a la falta de fe en la tierra. Los seres divinos ahora ya no eran de la misma masa que en los tiempos antiguos y oscuros en los hombres ignorantes dedicaban gran parte de sus energías a adorar a sus dioses. La muerte de un ángel no era buena señal, la falta de ignorancia entre los seres humanos tampoco…

Historias Cotidianas (12 de Agosto del 2009)

En su mesita reposaban, Benedetti, Cernuda, Huidobro, Alberti, Whitman, Rimbaud, Elliot, Lorca, Browning, Hernandez, Cortázar, Machado, Lord Byron, Neruda, Eguren, Cavido, Pellicer, Borges, Tennyson, Chaucer. Todos ellos reposaban junto a él cada noche, pero cuando la veía atravesar la puerta de su pequeño estudio desparecían junto a su ropa todas aquellas hermosas palabras que había memorizado para susurrárselas al oído y deseaba aquel cuerpo desnudo, poseerla angustiosamente, como si las palabras fueran a separarlos irremediablemente…

Historias Cotidianas (11 de Agosto del 2009)

Te has sentado en el viaducto y ves pasar los coches, en si lo único que ves son sus luces pasando a toda velocidad. Distingues de forma difusa sus colores brillando bajo los focos que iluminan la autopista como naves espaciales preparadas en una pista de despegue intergaláctica, naves huyendo de un planeta en penumbra habitado por sombras siniestras que la luz no consigue aclarar. Luces que exploran sobre tu cabeza aquello que no alcanzas a ver…

Historias Cotidianas (10 de Agosto del 2009)

Tenía un lugar privilegiado para ver las puestas de sol. Había sido su sueño de infancia, conseguir tener una vivienda en aquellos altos acantilados y en su vejez lo había podido disfrutar. Cuando era un niño apenas le encantaba correr por aquellos mismos terrenos, entonces ya construía sus castillos en el aire en aquel lugar y sus padres le contestaban diciéndole que la gente pobre como ellos jamás llegaba a vivir en sus sueños. Por ello ahora en cada atardecer se acordaba de sus padres, que no pudieron ver lo que él veía en aquellos momentos y que vivieron sin salir de su realidad cotidiana…

Historias Cotidianas (9 de Agosto del 2009)

A alguien le importa la muerte o solamente su causa, la realidad es que el único hecho consumado era la muerte. Era la culminación a un largo proceso vital, que de una u otra manera debe encontrar su final. El final trágico trae a la memoria el dolor de los perdidos y hace crecer el rencor hacia todos aquellos que continúan vivos, la pregunta siempre es la misma porque unos si y otros no. El final más dramático tal vez aquel que sobreviene después de una larga agonía…

Historias Cotidianas (8 de Agosto del 2009)

No había ningún tipo de fe que los uniese, ni religión, ni hermanamiento político, solamente vivian en aquella recóndita aldea juntos como ermitaños. Las decisiones se tomaban en asambleas a las que acudían todos ellos. No había ninguna mujer y no porque en algún momento hubiesen estado vetadas, sino solamente porque ninguna de ellas había sentido especial atracción por aquella vida espartana. Tenían todo aquello que les fuese necesario para sobrevivir, recogían de su huerta, trabajada por turnos por todos, cazaban y recolectaban en la jungla cercana. Cada uno dormía en una cabaña diferente e incluso con el tiempo habían ideado una lengua común, mezcla de las muchas raíces de los que allí vivian. Nunca se fijaban en los rucian llegados, solamente se les asignaba turno en las tareas comunes y se les brindaba ayuda en la construcción de su cabaña…

Historias Cotidianas (7 de Agosto del 2009)

Siempre había la siguiente marea, siempre volvía a embarcar. Le había prometido a su mujer dejarlo pronto, le había ofrecido trabajo en tierra, un buen trabajo, que si bien no le reportaría los mismos ingresos, si les permitiría vivir y ante todo vivir juntos. Pero aquel que nunca ha navegado destino a terranova no sabe del canto de sus sirenas. Aquellas sirenas que le hacían acudir a todas las llamadas de su patrón para una marea más. Apenas conocía los países donde atracaban, apenas conocía algo mas allá de los puertos, apenas hacia otra cosa durante los seis meses de la marea que trabajar a bordo. Pero aquella era su vida desde pequeño, desde que paseaba de la mano de su madre por el puerto de pasajes a la espera de la llegada de su padre. Su madre apretaba siempre su mano con fuerza hasta que el barco de su padre no atracaba. A veces en alta mar pensaba que cuando el llegase a quien le apretaría la mano su esposa…

Historias Cotidianas (6 de Agosto del 2009)

Le habían dicho que el mejor lugar del mundo para limpiarse seria Tokio, pero allí lo único que había conseguido era aumentar la cantidad de sus adicciones. Ahora ya no solamente se metía alcohol y cocaína, había descubierto los fantásticos efectos del speed y la heroína. Le había sido complicado encontrar buenos distribuidores, el idioma no se lo ponía fácil y los camellos que hablaban ingles normalmente estaban acostumbrados a tratar con ejecutivos occidentales y sus precios eran más elevados. Por suerte a través de un empleado de su hotel había podido establecer contacto con camellos de locales de trato más agradable y sobre todo de precios más accesibles. Le podían proporcionar todo aquello que desease y eso convertía su vida en una escalera que progresivamente le guiaba hacia su propio infierno. No recordaba en qué momento había deseado limpiarse, pero eso ya era una mentira más en su vida…

Historias Cotidianas (5 de Agosto del 2009)

Mientras descabalgaba sintió un profundo cansancio que recorría todo su cuerpo. Apenas se podía mover cuando puso pie a tierra, la armadura era terriblemente pesada y aparatosa. Con el guantelete de metal todavía puesto paso la mano por el lomo de su caballo, capaz de soportar todo el castigo que suponía cabalgar de sol a sol con su peso encima. Uno de los criados le ayudo a quitarse el yelmo y en aquel momento dejo que el aire le refrescase el rostro, el calor era asfixiante y aquella prisión metálica en la que estaba embutido le torturaba constantemente. Miro a su alrededor, vio el enjambre de caballeros y criados sometidos a las mismas acciones que él mismo. Cientos de personas montaban tiendas y prendían hogueras mientras el sol caía sobre el horizonte. Cuando el sol despareciese toda aquella ciudad ambulante estaría en plena actividad. Suspiro profundamente y continúo despojándose de su armadura…

Historias Cotidianas (4 de Agosto del 2009)

Entro en la habitación y sintió que aquella situación la había vivido anteriormente. Todo estaba en orden, tal y como lo había dejado al marcharse de casa, nada estaba fuera de lugar, pero sentía que alguien había estado allí. Recorrió el piso lentamente, habitación por habitación, siempre con la misma certeza que había sentido al entrar en el apartamento. Reviso con atención cada rincón y se sentía invadido por algo desconocido. Aquel deja va no le abandonaba. No sabía si aquella situación pertenecía a su vida real o sus sueños, le fastidiaba horriblemente no saber qué era lo que sucedía y en cambio tener la certeza de saber cómo debía terminar aquella situación…

Historias Cotidianas (3 de Agosto del 2009)

Entre la multitud no se podía distinguir claramente ningún rostro, pero seguía buscando ansiosamente. Nadie se atrevería a decir que en aquellas mismas calles se podría encontrar con alguien familiar, pero intuía que ella se encontraba allí. Le asaltaba aquel presentimiento desde que bajo del tren, en medio de un andén repleto de gente que retornaba de sus trabajos sabia que la encontraría. A veces le asaltaban aquel tipo de sentimientos, que le confundían pero no podía resistirse a ellos. No le importaba hacia dónde dirigirse entre la masa de gente, se dejaba llevar entre ella como un barco llevado a la deriva, la encontraría de aquella manera o no la volvería a ver jamás…

Historias Cotidianas (2 de Agosto del 2009)

Subía por la calle silbando con tranquilidad, la noche le había alcanzado camino de casa y su silbido resonaba en la silenciosa hora del anochecer. Desde la calle se podían ver las luces en las viviendas en las que la gente se disponía a cenar. Todo era tranquilidad en aquella hora, en la calle vacía solamente algunos perros y gatos vagabundos se cruzaban frente a él. Le gustaba aquel camino que recorría a menudo, le gustaba aquel olor que anticipaba la llegada del primer frio del invierno. Sentía las manos un poco entumecidas por la temperatura y las metió en los bolsillos de su gabán. Siguió silbando calle arriba mientras unos gatos disputaban los restos de una bolsa de basura…

Historias Cotidianas (1 de Agosto del 2009)

Se sentía demasiado mayor para cualquier tipo de aventura, ya habían pasado demasiados años desde la última vez que se sintió un espíritu libre. No sabía cómo podía adaptarse a aquella nueva sensación de cazador cazado, ya hacía años que no se atrevía a entrar en el juego del amor. Por ello le había sorprendido cuando después de una clase le había asaltado en un pasillo, todos los hombres sienten esa necesidad de flirteo, sentirse en juego de vez en cuando. Pero que tan abiertamente se hubiese pasado del flirteo a la pura insinuación. Era agradable verse agasajado por una joven ninfa, saber que su atractivo no se había derretido debajo de sus arrugas. Con ello le era suficiente, ir más allá le suponía algo demasiado ingobernable en su mundo planificado. El espíritu de Pigmalión era una sombra apenas visible sobre su vida…

sábado, 15 de agosto de 2009

La canción del verano

Despues de disfrutar del verano Euskaldun, solamente me queda reivindicar la canción del verano.