martes, 25 de agosto de 2009

Historias Cotidianas (2 de Agosto del 2009)

Subía por la calle silbando con tranquilidad, la noche le había alcanzado camino de casa y su silbido resonaba en la silenciosa hora del anochecer. Desde la calle se podían ver las luces en las viviendas en las que la gente se disponía a cenar. Todo era tranquilidad en aquella hora, en la calle vacía solamente algunos perros y gatos vagabundos se cruzaban frente a él. Le gustaba aquel camino que recorría a menudo, le gustaba aquel olor que anticipaba la llegada del primer frio del invierno. Sentía las manos un poco entumecidas por la temperatura y las metió en los bolsillos de su gabán. Siguió silbando calle arriba mientras unos gatos disputaban los restos de una bolsa de basura…

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